Darme cuenta… (2/2)

(Viene de Darme cuenta…(1/2)) La relación con el otro para darme cuenta. Por eso, a veces, es tan difícil estar con el otro; porque estar con el otro, de alguna manera, me empuja a darme cuenta. Me lleva a darme cuenta que no soy sólo aquello que me agrada de mí, sino que también soy aquello que no me agrada. Por ejemplo, me muestra mi competitividad, mi egoísmo, mi inseguridad, mis celos, mi prepotencia, mi arrogancia… y darme cuenta de todo ello no es fácil ni agradable.

Mientras que la realidad con el otro me empuja a darme cuenta, hay una parte de mí que prefiere no percatarse de ello, ni aceptarlo, ni intentar resolverlo. Lo sencillo, lo habitual, lo cómodo, es pensar que la culpa es del otro y seguir sin darme cuenta de nada.

Ahora bien, cuando creo que la culpa es del otro, cuando creo que el problema está en el otro, y lo percibo como a un enemigo que me puede dañar: me voy cerrando, me voy armando, me protejo, ataco y me defiendo. Y, en ese contexto, acostumbran a pasar dos cosas:

  • veo claramente qué debería hacer el otro para arreglar la situación;
  • soy incapaz de darme cuenta de qué hago yo para generar el problema.

En un conflicto, en el que me voy cerrando: me alejo de mí mismo y del otro. Y, eso, provoca, como mínimo, dos consecuencias:

  1. voy acumulando emociones no expresadas, necesidades no comunicadas;
  2. me incapacito para ver qué necesita el otro, y me imposibilito para comprender su dolor.

En un conflicto, en el que creo que el problema está en el otro, en el que me voy cerrando, y en el que me alejo de mí y del otro: me resulta imposible el encuentro. Y, eso, es así, entre otras cosas, porque no estoy presente; no estoy conectado a lo que me pasa, y, a la vez, no sé qué le sucede al otro. Eso me produce una sensación de alejamiento y distancia con respecto del  otro. Lo percibo lejos; y, eso, me puede hacer sentir solo, abandonado, rechazado, no valorado, no reconocido, menospreciado, etc. Y, eso, me duele: me abre heridas. Al fin y al cabo, todos y todas tenemos heridas que todavía no han cicatrizado; y que cuando se nos reabren nos duelen.

El conflicto con el otro como una oportunidad para mirar mis heridas, atenderlas, escucharlas. El conflicto con el otro para acompañar al otro a que él pueda mirar también las suyas. El conflicto con el otro para poder crecer como persona: dándome el amor que necesito para poder sanar aquello que todavía me duele de mí mismo. El conflicto con el otro para poder estar al ladro del otro, en su proceso de crecimiento como persona: dándole el amor que necesita para que él pueda estar al lado de lo que le duele para poder, así, sanarlo.

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2 respostes a Darme cuenta… (2/2)

  1. Retroenllaç: Darme cuenta… (1/2) | Ser para educar

  2. Ramon ha dit:

    M’ha agradat aquesta reflexió sobre el conflicte amb l’altre. Sovint pensem que l’altre és el desconegut i al entrar en conflicte amb ell descobrim el que desconeixem de nosaltres mateix i, com tu dius, moltes vegades és dur el descobrir-ho

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